La medicina institucionalizada ha llegado a ser una grave amenaza para la salud. El impacto del control profesional sobre la medicina, que inhabilita a la gente, ha alcanzado las proporciones de una epidemia. Yatrogénesis, el nombre de esta nuevaMoreLa medicina institucionalizada ha llegado a ser una grave amenaza para la salud. El impacto del control profesional sobre la medicina, que inhabilita a la gente, ha alcanzado las proporciones de una epidemia. Yatrogénesis, el nombre de esta nueva plaga, viene de iatros, el término griego para médico, y de genesis, que significa origen. La discusión de la enfermedad del progreso médico ha cobrado importancia en las conferencias médicas, los investigadores se concentran en los poderes enfermantes de la diagnosis y la terapia, y los informes sobre el paradójico daño causado por curas contra enfermedad ocupan cada vez mayor espacio en los prontuarios médicos.
Las profesiones de la salud se encuentran al filo de una campaña de limpieza sin precedentes. Clubes de Cos, bautizados en honor de la Isla griega de Doctores, han brotado aquí y allá, reuniendo médicos, droguistas glorificados y sus patrocinadores industriales del mismo modo como el Club de Roma congregó a analistas bajo la égida de Ford, Fiat y Volkswagen.
Los proveedores de servicios médicos siguen el ejemplo de sus colegas de otros campos al amarrar al palo de límites al crecimiento la zanahoria de siempre más vehículos y terapias. Los límites a la asistencia profesional a la salud son un tema político que crece con rapidez. A qué intereses servirán dichos límites dependerá en gran parte de quién tome la iniciativa de formular que son necesarios: gente organizada para una acción política que desafíe el poder profesional cimentado en el status quo, o las profesiones de la salud decididas a expandir más aún su monopolio.
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